El BBVA cae ¿derrotado? en la OPA sobre el Sabadell

El BBVA fracasa en su OPA sobre el Banco Sabadell. La operación que empezó hace más de un año, en mayo de 2024, ha terminado sin haber conquistado su objetivo. Los intereses políticos y la prudencia regulatoria han sido decisivos. Con todo, el mercado ha recibido el final de la operación disparando las acciones del BBVA (+6%), mientras que las del Sabadell han caído (-7%).

Un desenlace anunciado

El proyecto nació con promesas de sinergias millonarias y de una mayor competitividad frente a los grandes bancos del continente. Sin embargo, pronto se torció. El Gobierno español impuso condiciones tan estrictas que la operación perdió su sentido económico. La Comisión Europea advirtió que esas trabas chocaban con las reglas del mercado único, pero la advertencia no cambió las cosas.

El Banco Sabadell, fortalecido en bolsa y seguro de su rumbo, resistió con firmeza. Su consejo consideró que la oferta infravaloraba al banco y que renunciar a su independencia sería un error estratégico. En ese contexto, BBVA optó por mantener su propuesta, aferrado a la convicción de que el tiempo y la lógica acabarían jugando a su favor. Pero el tiempo, esta vez, no estuvo de su lado.

La operación se fue enfriando entre comunicados oficiales, intervenciones políticas y dudas de los inversores. Lo que en los primeros meses parecía una fusión inevitable terminó pareciendo una historia de desencuentros.

Un camino lleno de obstáculos

Todo comenzó con una propuesta audaz. BBVA veía en Sabadell el socio perfecto para reforzar su posición en el mercado nacional y europeo. Pero el movimiento generó inquietud. El Ejecutivo temía un exceso de concentración bancaria y posibles efectos sobre el empleo y el crédito a las pymes.

La CNMC dio su visto bueno con condiciones, pero el Consejo de Ministros fue más allá. Exigió que ambas entidades siguieran operando por separado durante al menos tres años y limitó cualquier ajuste de personal. Las previsiones de ahorro se redujeron y el atractivo financiero de la opa se desvaneció.

A la vez, desde Bruselas se abrió un expediente a España por posible vulneración de la libre circulación de capitales. Aun así, el Gobierno no se movió de su postura. Entre tanto, las acciones de Sabadell subían, y cada punto ganado en bolsa era un golpe más para las aspiraciones de BBVA.

El pulso se prolongó durante meses, hasta que el cansancio y la falta de perspectivas hicieron el resto. Al final, ni las sinergias prometidas ni los argumentos de mercado bastaron para convencer a un entorno político decidido a poner límites a las grandes fusiones bancarias.

Epílogo

El desenlace deja un regusto a oportunidad perdida. La opa del BBVA sobre Sabadell pudo ser el inicio de una nueva etapa en la banca española, pero acabó siendo una advertencia. En un sector donde la rentabilidad y la eficiencia mandan, la política y la regulación siguen teniendo la última palabra.

Hoy BBVA vuelve a mirar hacia dentro, y Sabadell celebra su independencia. El mercado, mientras tanto, toma nota: en la España financiera, las grandes operaciones todavía necesitan algo más que números para salir adelante.

Mirando hacia Europa

El caso BBVA-Sabadell servirá como espejo para el resto de la banca europea. En un entorno donde Bruselas impulsa la unión bancaria, este episodio muestra que la integración no será sencilla. Los intereses nacionales siguen pesando más que los proyectos comunes. Quizá, cuando las condiciones cambien, vuelvan los intentos de fusión. Pero por ahora, Europa observa y aprende de un fracaso que, más que un final, parece un recordatorio de lo difícil que es construir gigantes cuando cada país defiende su propio equilibrio.

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