Puede que los términos «caballero blanco» y «caballero negro» te suenen o te recuerden más bien a una película de época. Sin embargo, lo cierto es que ambos se utilizan para referirse a una figura importante dentro del ámbito de las finanzas.
¿Puedes adivinar de qué se trata?
¿A qué nos referimos con caballero blanco y caballero negro?
La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha definido ambos términos del siguiente modo:
El Caballero Blanco es una entidad que acude al rescate de una empresa que está a punto de ser absorbida por otra empresa de forma agresiva. Esta segunda empresa; es a quien se conoce como caballero negro.
De esta forma, el caballero negro sería quien abre una posición de OPA (Oferta Pública de Oposición) de forma hostil y en un momento crítico para controlar una empresa que atraviesa dificultades que pueden ser o no temporales.
¿Qué función tiene cada una?
Con esta primera definición ya se adivina como claramente: una tiene el papel de buena y salvadora mientras que la otra más bien de mala y oportunista. No obstante, entremos más en detalle de las funciones de cada una.
El Caballero Blanco trata de salvar a la empresa en cuestión contrarrestando la OPA por medio de una oferta en mejores condiciones, como por ejemplo:
- Ofrecer un mayor precio.
- Limitar los derechos al nuevo equipo.
- Dar ciertas libertades a la empresa que está a punto de ser absorbida.
El Caballero Negro, por su parte, más que funciones; tiene intenciones algo perversas. Así como hay uno, el blanco, que trata de salvar la situación y mejorar las condiciones de la empresa en casi quiebra, el Caballero Negro trata de aprovechar la debilidad para crecer él.